El otro día iba yo haciendo la compra al mercado de Santa Caterina con mi nene, cuando tuve un agradable encuentro: Gonzalo Rueda, amigo de la infancia, iba con su bici a un bar que se encuentra al lado del mercado.
Siempre es un motivo de alegría ver a un amigo con el que compartiste tantos buenos momentos en tu adolescencia, pero mayor fue la alegría al ver que ahora es un pintor casi consagrado. Aparte de los 'quedamos' e intercambios de números de móvil pertinentes y de la certeza de que de este encuentro saldrá mas de una buena tertulia en una mesa repleta de cervezas, me dio su web. ¡Y qué bueno es el tío!
Cuando quede con él seguiré informando... ¡Estoy intrigadísimo sobre cómo ha conseguido crear ese universo personal tan loquísimo!
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